martes, 23 de julio de 2013

J.M.J. Por Maximo Luppino

Nuestro querido Papa FRANCISCO ya se encuentra en suelo Brasileño. Tal cual lo manifestó el Santo Padre: “¡Me encuentro feliz de estar en el continente de la esperanza!”
El Papa Argentino misiona en el país hermano de Brasil.
  Argentina-Brasil, Brasil-Argentina unidos por la FE y por un futuro de grandeza, cultura y comercio en común. Brasil es la Nación que tiene la mayor cantidad de católicos del mundo, con una influencia propia  de nueva potencia mundial nos hace pensar en un nuevo orden planetario. Mas, el insoslayable hecho histórico de un jefe del estado del Vaticano de origen latinoamericano, nos da señales inequívocas de las transformaciones espirituales que se están gestando en el mundo día a día. 
 Hoy, las potencias  económicas-armamentistas con todo su bagaje de opresión y destrucción se encuentran cuestionadas por un humilde y dulce anciano que con uno solo de sus gestos sacude la opinión mundial. Ese hombre que caminaba por nuestras calles empedradas y veredas de desparejas baldosas que supo cultivar el amor de DIOS dentro de su porteño corazón.
 La Jornada Mundial de la juventud que se lleva a cavo en Brasil y que moviliza a millones de fieles y personas interesadas en construir un mundo mejor, tiene a Francisco como el vértice espiritual de estos momentos históricos singulares. El Sumo Pontífice sabe que estimular los ideales humanitarios en la mente de los jóvenes se asemeja a sembrar en suelo fértil. Estas semillas de Amor germinarán y se transformarán en frutos de fraternal solidaridad para los más necesitados, para los pobres del mundo, para todos los menesterosos.
 Debemos estar atentos a las horas que se avecinan, ya que los vientos de cambio avisan sólo de manera sutil para los más atentos, para que cuando se desate el vendaval de trasformaciones no nos encuentre a contramano de la historia.
 El nuevo orden tiene que ver con la igualdad, la justicia y la equidad. La paz es posible si la cultivamos dentro de nuestro ser.
 Todos debemos ser jóvenes de espíritu, adolescentes en la buena FE hacia nuestros semejantes, párvulos con ganas de aprender en la escuela de la vida… ”¡Como niños ante DIOS!”


                                                                                  Máximo Luppino

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