viernes, 18 de febrero de 2011

EL HOGAR




EL HOGAR

Meta mate y tradición, espuelas y taleros, que lo blanco es bien blanco y lo negro, oscuro es. La claridad conceptual se respira en cada tranquera, en cada camino real o de paso que puede llevar a un gran casco de estancia o a una humilde tapera. Paisanos honestos y fuertes siempre de a caballo, con mujeres guapas de cocina a leña, felices de ver a sus hijos madrugar listos para echarle una mano a sus mayores en la digna labor campera. Padres y madres son autoridades bien establecidas, en familias ordenadamente constituidas.


Sin colesterol ni estrés, nada saben de alergias ni de conflictos existenciales… Todos los males quedan “pialados” en los interminables corrales de la conciencia gaucha.
Los decidores del Sur del Salado tienen las guitarras bien templadas para que de la boca del cantor sólo salgan verdades. Sí señor, estamos en LAS FLORES, tierra amable y por demás argentina, de tradición nacional para lo que sepan mandar. Cuando estalla la jineteada, en todo el palenque agreste, flamea la blanca y celeste. El atardecer llega despacio, al tranquito, con pausas de mil colores en un silencio que sólo el alma comprende.


Mientras las emociones ruedan en el verde horizonte, al fin las estrellas llegan decorando el cielo azul con luz de diamante sagrado, para que los chicos duerman soñando un sueño bueno. Cuentan los abuelos que los ángeles andan al galope, con boinas y rastras de plata, sembrando al boleo bendiciones de malambos y boleadoras; van llegando a los potreros abandonados para hacerlos habitar de nuevo. El que llega a confundirse con la tierra se convierte en hermano de los árboles, se alimenta del suelo que pisa; da gracias por sus manos vacías con callos de sinceridad. Ya estando en nuestro hogar, nada esperamos, todo lo tenemos junto al rey viento que sopla cuentos de extensiones infinitas de sublime libertad.
Máximo Luppino

lunes, 14 de febrero de 2011

APENAS UN RELÁMPAGO


APENAS UN RELÁMPAGO

Innumerables constelaciones de mundos fluyen incesantemente en el espacio infinito regidas por infalibles poderosas leyes cósmicas. Todo lo definible y calificable obedece a un ciclo de nacimientos y muertes, de manifestación y no manifestación. Escapar del juego de los claros-oscuros, de los pares de opuestos, del dolor y el placer es el objetivo de los hombres que desean ser libres.
Los caminos para trascender definitivamente el reino humano son diversos, pero el divino denominador común del bien supremo y el amor por la creación toda es indispensable. Todo trabajo y disciplina que esté motivada por el ansia de superación nos conduce a la cumbre de la realización. Desestructurar nuestro intelecto de obsoletas creencias así como de funestas y arcaicas afirmaciones, junto con desterrar todo vestigio de superstición, es también un importante requisito.
Aprender es reconocer nuestra genuina identidad, develar nuestra íntima naturaleza espiritual. O sea, sacar los velos de materia que envuelven nuestra esencia divina, sabernos rayos de manifestación del infinito sol divino. Una incontable miríada de luminosas estrellas da cuenta del derrotero evolucionante del alma humana y de la creación toda. A mayor fuerza de voluntad aplicada, a mayor capacidad de reflejar amor, más velozmente ascendemos rumbo al insondable manantial de dicha sin fin.
Quieto y sereno, amable y comprensivo el Lago Traful nos sonríe con benévola comprensión. Como susurrando a nuestro corazón la grandeza de sus azules aguas cristalinas. Es lago y es roció, mar y rio en belleza suprema encajonada en medio de gigantes macizos de todo silencio. Nos dejamos guiar por su gentil corriente hasta el portal mismo de una paz indescriptible. Tan perfecto y encantado instante nos regaló Traful. Aprendimos a sentirnos piedras en las montañas, nieve blanca en las altas cumbres, hojas frescas en los frondosos bosques de Pinos y Coihues. Y sobre todo, nos sabemos pequeñas gotas celestes de este Lago Traful de pura hermosura.
La experiencia fue como un relámpago en profunda noche tormentosa. Un relámpago que por un infinitesimal momento iluminó los rincones más escondidos de nuestras almas ¡Sólo un relámpago que nos permitió ver un poco más allá de nuestro pesado deambular en la tierra recolectando migajas de conocimiento! Apenas un relámpago de Traful para que jamás vuelvan a invadirnos los antiguos fantasmas de la decepción. Apenas un relámpago de luz magnánima de Traful para prometer a los vientos indomables y rebeldes de nuestra Patagonia que siempre volveremos a mojar nuestras frentes en lago amigo que tanto nos ama. Apenas un relámpago para soñar siempre con el regreso al hogar de DIOS.
Máximo Luppino

sábado, 12 de febrero de 2011

BELLOTA


BELLOTA

Bellota deambula taciturna por las calles ondulantes y polvorientas de Villa Traful. Bellota es de carácter dulce, protector, austero y exigente. Sus sueños están cargados de juegos con los niños del lugar, sintiéndose ella misma como una niña más entre los bulliciosos pequeños.
Bellota es una reina con incontables coronas de cariño y afecto. Sus patas cortitas se esfuerzan en trepar por el escarpado terreno, pero su voluntad es tremenda; es que debe patrullar la villa con celo y ahínco, ¡es que tiene tanta dulzura en su corazón por regalar! Bellota es una flor campante, es la de corazón de acero y alma de sueños mágicos. En las tardecitas, cerca de la hora internacional del té, acorde a su linaje noble, desciende de su montaña de grandeza y busca en el negocio de Otto su merecido refrigerio. Bellota no olvida dar las gracias a su benefactor; con sus ojos de puro caramelo lo acaricia con una mirada envolvente. Luego, agita rítmicamente su pequeñísima cola para refugiarse en el manjar generosamente otorgado. Bellota es una guerrera devenida en fina poetisa. Ya quedaron muy atrás esos agobiantes días en que toscas personas la estimulaban a pelear con bravos toros. Entonces, mordía furiosamente y peleaba con entereza hasta el final. La humanidad evoluciono, hoy le ruegan por compañía y cariño. Ella está más a gusto con este presente que con aquel tortuoso pasado.
Bellota es parte activa del patrimonio mágico de Traful, está conforme con este pueblo de duros labriegos. Quiere a estas montañas, ama profundamente a este lago azul. Otto no es su dueño, Bellota no tiene dueños, tiene familia a la que cuida bajo su espartana tutela.
Bellota es blanca con manchas marrones encendidas, casi eléctricas… Bellota no parece un buldog, más bien es un hada maravillosa que acude a jugar con los chicos de la escuela 111 cuando estos la llaman: ¡Bellota, Bellota, Bellota!...

Máximo Luppino