martes, 11 de octubre de 2011

EL PERDÓN SIEMPRE LLEGA A TIEMPO




EL PERDÓN SIEMPRE LLEGA A TIEMPO

Deambulando por los intrincados laberintos de los humanos sentimientos, nos encontramos con toda suerte de paisajes: Desiertos áridos sin una gota de piedad, pozos profundos, oscuros y negros desolados de toda gentileza y amistad, selvas cerradas, donde la luz del gran sol iluminador casi no llega a nutrir el suelo de vida por lo tupido de la humana obsesión. Pero también vimos júbilo sin fin en doradas playas de blancas arenas frente a un mar azul lleno de éxtasis sin límites. Cada uno de nosotros a diario pinta en su mente, con el pincel del pensamiento, el cuadro que contemplará en los años venideros. La dureza de corazón y el egoísmo no son pinceles recomendados, su trazo en grotesco; poseen afinidad con los colores muertos, sin brillo, con poca luz. La generosidad dibuja líneas dulces, ágiles, sutiles y asociadas siempre a los colores del maravilloso arcoíris de DIOS ¿Qué paisaje estamos creando con nuestra conducta cotidiana?
Existe un divino refugio. Tenemos en nuestro corazón un salvoconducto celestial. Poseemos todos los hombres una llave secreta que abre la puerta hacia una felicidad duradera y profunda. Esa balsa poderosa que nos permite navegar sin posibilidad alguna de naufragio por impetuosos causes profundos. Ese sentimiento que emana de la esencia misma de la naturaleza superior del hombre es el perdón. El perdón es el sentimiento liberador por excelencia del alma humana. Perdonando es como en verdad nos perdonamos. No podemos disculparnos de nuestras acciones equivocadas, sin antes haber disculpado y redimido aquellas conductas que en el pasado creímos que nos lastimaron. El perdón nos abraza a nuestros semejantes de una manera tal que ya nada vuelve a ser desencuentro y dolor. El que supo perdonar viaja ligero de equipaje en el sendero del mundo, su marcha es un deleite indescriptible; para él, todo es positivo y maravilloso. Pero, ay, para aquellos que no aprendieron aún a perdonar… Para estos queridos hermanos, las horas se convierten en largas pesadillas; son perseguidos por los monstruos de la venganza y la ira que pretenden, con el dolor ajeno, subsanar nuestro propio dolor. Las heridas no se sanan con más puntazos de revanchistas y desafiladas dagas. Más bien, con el bálsamo del perdón, una página nueva aparece ante nosotros dándonos la posibilidad de volver a empezar.
El perdón siempre llega a tiempo. Ya que sólo cuando el individuo comprende de verdad, este dulce fruto madura en su corazón; entonces, y sólo entonces, el perdón regala su fragancia liberadora de cualquier estupidez del pasado, de cualquier odio ancestral acuñado en viejas cavernas de frías ignorancias.
Si nos parece que no podemos perdonar, estamos equivocados: se puede perdonar y lo que es más importante: se debe perdonar. Diría el mahatma Gandhi: “¡La ley del ojo por ojo, sólo logrará dejar ciega a la humanidad!”.
Ejercitemos perdonar, desde las cosas pequeñas paso a paso, hasta aquellas montañas elevadas del sórdido rencor. En el instante mismo en que comenzamos a perdonar, nos estamos regalando a nosotros mismos y a los demás una nueva oportunidad de ser mucho más que pequeños mendigos de algunos afectos transitorios. Vamos a ser gigantes invencibles en el arte de vivir siendo felices y útiles a nuestra comunidad. El perdón es necesario para nuestra humanidad, El perdón siempre llega a tiempo.

Máximo Luppino

domingo, 17 de abril de 2011

SIEMPRE CONSTRUYENDO


SIEMPRE CONSTRUYENDO Un gran sabio de la antigüedad afirmó: “¡Todo es ESPÍRITU, el universo es una manifestación de DIOS. Nuestros pensamientos edifican nuestra realidad!”… Las grandes verdades universales son cada vez más ampliamente aceptadas, la prueba de fuego siempre consistió en la interpretación que le damos a estas verdades y la capacidad de aplicación de las mismas a la vida diaria. Una verdad, por magnifica que esta sea, no es verdad para nosotros si no intentamos aplicarla en nuestras constante cotidianidad. Por esto, nos exhortamos a nosotros mismos a cultivar pensamientos positivos, criterios de flexibilidad, ánimo de asociar voluntades y jamás ser portadores de mezquindades. Indudablemente, no es fácil mantenerse firme “junto al cañón” de la autodisciplina, pero el compromiso de luchar por lo correcto siempre estará intacto. En los jardines de los maravillosos pensamientos elevados, también crecen a los costados las malezas de la mediocridad. Pero el poeta se detendrá a observar las maravillosas flores, hará caso omiso de lo carente de belleza. Siempre construir es insistir en el correcto camino del bien. Ser indulgente y saber perdonar no es debilidad, más bien es fortaleza en la convicción del espíritu. Las luchas son necesarias para que aflore en nosotros el guerrero invencible que late en nuestro interior. Lo demás es “polvo en el camino”. Las discusiones serán vistas como una pequeñísima mancha en el tapiz perfecto e inmaculado de la vida ¡”SIEMPRE ADELANTE!” Es nuestro lema, nuestra canción de existencia, el segundo y las horas, el día y los años. La espada y la flor, el error y el acierto, la angustia y la dicha. La victoria es un manjar celestial que sólo pueden degustar los capaces de perdonar. En el estupendo arcoíris de la bondad no aparece el gris, sólo se reflejan los colores saturados de dicha y gratitud… “¡LA VICTORIA AMA A LOS PREPARADOS!” Máximo Luppino

lunes, 11 de abril de 2011

AROMAS DE CAMPO


AROMAS DE CAMPO Me atrae el monte de eucaliptos perfumados de misterios, el estanque de aguas serenas junto al molino, los viejos troncos llenos de tiempo cerca de la casa, inclinados y solitarios testigos de tantas noches frías de incontables estrellas con sus mundos insondables. El cielo nos llama con voz de amigo azul, despejado y magnífico, como ninguno, interminable en su extensión; y allá a lo lejos, donde la vista se detiene, se estrecha en un fraternal abrazo con la planicie verde y libre. Nuestro corazón se expande infinitamente galopando sobre estos campos agrestes. Mientras, nuestra mente vuela con el viento indómito que surca bravío toda la comarca. Aquí los duendes se hamacan gustosos en las ramas nuevas de los viejos árboles. Las hadas laboriosas cultivan flores de esperanzas en los matorrales distantes. Los ángeles son magia en acción permanente y les prestan alas a nuestros sueños, conduciéndonos a las fronteras de nuevas dimensiones; las más hermosas sospechas, se tornan realidades estupendas. El campo tiene al viento como mensajero y al tiempo como monarca ¡Es este lugar, mucho más que un lugar! Es este sitio un vértice estupendo donde todas las rectas de nuestra vida confluyen. ¡Es el campo que llama, con sus potreros, con nuestros amigos, los solidarios caballos y los fieles perros! Nos atrae el bebedero donde la luna se refleja sonriendo, y las tranqueras del soñar, siempre abiertas, son un umbral de paz. Y ese fogón en que la leña seca rezonga y canturrea es liturgia obligada de amistad inmortal, siempre renovada. El pan caliente está sobre la mesa y su aroma de familia unida mitiga el dolor, trasciende la muerte y, con palabras simples, entregan secretos profundos ¡Los animales nos imploran compasión! Sus miradas tristes extrañan la dulzura infinita del padre. Desde los corazones generosos brota un deseo de amor que es promesa de igualdad con nuestros hermanos peludos. Hay palabras dulces que el campo guarda, hay aromas de armonía en postales gauchas de paisanos nobles y, por sobre todo, late en este suelo un fuego de energía que es uno con el SOL; y a pesar de ser suelo tiene alas de cielo. Las estrellas brillan impartiendo sus designios y el reloj se detiene, cada segundo es saboreado desde el alma, el silencio es cada vez más profundo, todo el andamiaje de la civilización se desmorona como un castillo de arena, como un dibujo sobre la playa. ¡Todo viene a nuestra memoria con este AROMA DE CAMPO! Máximo Luppino

sábado, 19 de marzo de 2011

CEDRO AZUL


CEDRO AZUL

Era una noche profunda y oscura, apenas iluminada por el centellear fabuloso de relámpagos cercanos. Los intermitentes resplandores de luz descubrían el paisaje de imágenes escondidas tras las sombras nocturnas.

Luego, el cielo rugía bravío desatando rayos y energía, con truenos paralizantes… El viento, que se insinuó al principio con timidez, pronto alcanzó tremenda velocidad; plantas y árboles se inclinaban ante su paso.
Entonces, una lluvia copiosa cayó con vértigo sobre el suelo seco; el agua llegó y la vida resurgía de la mano del sustancial elemento.

En la mañana, los charcos abundaban por doquier, los pájaros se bañaban alegres, libres, en los jardines rodeados de flores blancas, amarillas y violetas. De pronto, vi al joven cedro azul totalmente inclinado, sus raíces habían cedido algún tanto, mientras ramas rotas estaban diseminadas en el húmedo suelo.

Una tristeza vieja resurgió de algún tiempo velado por los calendarios impiadosos… y el cedro inclinado luchaba por no caer…Un madero ofició de puntal, junto a terrones de tierra que colocamos sobre algunas raíces descubiertas.

Los días transcurrieron y la pelea fue librada en cada rama, en todas las hojas; nuestros deseos buenos de forma verde brillante alentaban al joven guerrero; la puja fue heroica... Hoy, dos hermosos pájaros carpinteros de penacho rojo juegan ruidosos en sus ramas lozanas.

El cedro azul vive y cuando lo observo me regala una sonrisa desde el fondo de su alma bella que se abraza con el alma de todas las cosas.

El árbol ya no teme a las tormentas, ahora es amigo del viento que lo inclinó, pero que lo hizo más fuerte, más sabio. Un hilo dorado surgió desde el cedro estrechando todo el jardín, la casa y el barrio todo para elevarse hacia el cielo también azul como su propia naturaleza.

Un murmullo sin tiempo se depositó en su tallo estoico y el cedro se estableció como ejemplo de lucha, como canto de esperanza, en símbolo de felicidad pujante por sobre las dificultades.
Máximo Luppino

martes, 8 de marzo de 2011

ESPERANDO EL AMANECER


ESPERANDO EL AMANECER

Es de noche y el tiempo parece aminorar su marcha. Las horas se esconden entre las sombras del bosque, los deseos aletargan su presuntuosa pasión. Entonces, otro paisaje más sutil se presenta ante nosotros, entre el aplauso verde de viejos cipreses. El silencio nocturno es dueño de todos los encantos, apenas escuchamos el rítmico repiquetear de nuestros propios latidos de vida. Un arroyo cercano canta ancestrales himnos de líquido cristal. Nosotros no sabemos por qué somos tan felices. Aguas compañeras descienden desde los cerros omnipotentes, traen la sana presunción del mágico encanto de las alturas majestuosas. A pesar de jugar alegremente con los misterios de la noche, esperamos la dicha del amanecer. Es que la luz de DIOS en forma de sol nos mantiene agradecidos. Algunos ven, otros escuchan, están quienes sienten o adivinan, los que palpan el latir de la tierra bajo nuestros pies. Es la inmortal naturaleza que regala vida por doquier. Nosotros en Sierra De La Ventana estamos refugiados en un rincón bendecido por estrellas diamantinas. No hay apuro si el alba tarda en llegar, no hay ansiedad si aún no llegamos a ver todo el paisaje de nuestra propia inmortalidad ¡Ya sufrimos menos!... Sentimos el amanecer muy próximo a nuestro corazón…
Un puñado de años encerrados en una sola gota de roció. Muchas vidas condensadas en la palma abierta de una mano fraternal. ¿Dónde estamos? ¿En qué momento estalló nuestra conciencia volando libre en millones de partículas de pura conciencia? ¿Cuál fue el sueño celestial acuñado bajo estos geniales cerros? ¿Cal fue el místico hechizo que nos hizo entremezclar el llanto y la risa en un mismo haz de luz? Una triunfante legión de pájaros trina loas a DIOS, el amanecer anuncia su llegada mandando trillones de lanzas de luminiscencia que nos permiten ver. Noche y día, silencio y murmullo, en un pasaje del alma.


Máximo Luppino

jueves, 3 de marzo de 2011

DONDE ENCONTRÉ AMISTAD




DONDE ENCONTRÉ AMISTAD

La vida siempre nos sorprendió gratamente, encontramos flores de brillante gratitud en los más desolados y áridos terrenos. Nos reconciliamos con nuestros viejos rencores y torpezas, vimos luz en las toscas sombras oscuras. Sentimos el aliento de los ángeles en todo nuestro rededor. Encontré amistad en todos los lugares que transitamos, dimos y recibimos la más fiel lealtad, mis emociones marcharon hacia adelante sin cesar cual una entrenada legión de bravos centuriones.
Pudimos sonreír en medio del dolor más tremendo; las batallas que perdimos sólo nos estimularon a ser más fuertes, astutos y poderosos. A nada tememos excepto a nuestra propia ignorancia y vanidad, ellos son en verdad los más tremendos voraces enemigos.
Hoy llueve sobre los cerros y pudimos presentir el glorioso arcoíris que se aproximaba con sus colores astrales saturados de límpida belleza. Es que la lluvia es un mensaje de los cielos, para el distraído sólo fue agua descendiendo en incontenible torrente; para nuestros amigos montañeses las lluvias son lágrimas de amor del gran soberano de los cielos. Sentimos el murmullo de los arroyos cual un auténtico canto celeste ¿Mañana?, ¿ayer? ¿La razón y sus formas? ¿El “juicio” de una pacata sociedad?... ¡Nada importa! Excepto esta lluvia rebelde y amorosa que riega de bondad nuestro silente corazón. Nos causa pena ver a hermanos “seleccionar” a sus amigos. Es como pretender digitar el magnífico derrotero de las estrellas. Tantas credenciales de honestidad nos asustan, dejen que sigamos ganando amigos entre los descartados, los expulsados del templo por los sínicos fariseos. Queremos seguir siendo amigos de aquellos que cuando la duda nos asaltó nos abrazaron en la distancia regalándonos un pensamiento de amor. Libre es la amistad con su lógica no estructurada ni encerrada en un tonto decálogo. Queremos cruzar el desierto junto a nuestros leales amigos que poco saben de acartonamientos y mentiras. Llueve en los cerros y nuestra alma es más feliz que nunca…
Máximo Luppino

viernes, 18 de febrero de 2011

EL HOGAR




EL HOGAR

Meta mate y tradición, espuelas y taleros, que lo blanco es bien blanco y lo negro, oscuro es. La claridad conceptual se respira en cada tranquera, en cada camino real o de paso que puede llevar a un gran casco de estancia o a una humilde tapera. Paisanos honestos y fuertes siempre de a caballo, con mujeres guapas de cocina a leña, felices de ver a sus hijos madrugar listos para echarle una mano a sus mayores en la digna labor campera. Padres y madres son autoridades bien establecidas, en familias ordenadamente constituidas.


Sin colesterol ni estrés, nada saben de alergias ni de conflictos existenciales… Todos los males quedan “pialados” en los interminables corrales de la conciencia gaucha.
Los decidores del Sur del Salado tienen las guitarras bien templadas para que de la boca del cantor sólo salgan verdades. Sí señor, estamos en LAS FLORES, tierra amable y por demás argentina, de tradición nacional para lo que sepan mandar. Cuando estalla la jineteada, en todo el palenque agreste, flamea la blanca y celeste. El atardecer llega despacio, al tranquito, con pausas de mil colores en un silencio que sólo el alma comprende.


Mientras las emociones ruedan en el verde horizonte, al fin las estrellas llegan decorando el cielo azul con luz de diamante sagrado, para que los chicos duerman soñando un sueño bueno. Cuentan los abuelos que los ángeles andan al galope, con boinas y rastras de plata, sembrando al boleo bendiciones de malambos y boleadoras; van llegando a los potreros abandonados para hacerlos habitar de nuevo. El que llega a confundirse con la tierra se convierte en hermano de los árboles, se alimenta del suelo que pisa; da gracias por sus manos vacías con callos de sinceridad. Ya estando en nuestro hogar, nada esperamos, todo lo tenemos junto al rey viento que sopla cuentos de extensiones infinitas de sublime libertad.
Máximo Luppino

lunes, 14 de febrero de 2011

APENAS UN RELÁMPAGO


APENAS UN RELÁMPAGO

Innumerables constelaciones de mundos fluyen incesantemente en el espacio infinito regidas por infalibles poderosas leyes cósmicas. Todo lo definible y calificable obedece a un ciclo de nacimientos y muertes, de manifestación y no manifestación. Escapar del juego de los claros-oscuros, de los pares de opuestos, del dolor y el placer es el objetivo de los hombres que desean ser libres.
Los caminos para trascender definitivamente el reino humano son diversos, pero el divino denominador común del bien supremo y el amor por la creación toda es indispensable. Todo trabajo y disciplina que esté motivada por el ansia de superación nos conduce a la cumbre de la realización. Desestructurar nuestro intelecto de obsoletas creencias así como de funestas y arcaicas afirmaciones, junto con desterrar todo vestigio de superstición, es también un importante requisito.
Aprender es reconocer nuestra genuina identidad, develar nuestra íntima naturaleza espiritual. O sea, sacar los velos de materia que envuelven nuestra esencia divina, sabernos rayos de manifestación del infinito sol divino. Una incontable miríada de luminosas estrellas da cuenta del derrotero evolucionante del alma humana y de la creación toda. A mayor fuerza de voluntad aplicada, a mayor capacidad de reflejar amor, más velozmente ascendemos rumbo al insondable manantial de dicha sin fin.
Quieto y sereno, amable y comprensivo el Lago Traful nos sonríe con benévola comprensión. Como susurrando a nuestro corazón la grandeza de sus azules aguas cristalinas. Es lago y es roció, mar y rio en belleza suprema encajonada en medio de gigantes macizos de todo silencio. Nos dejamos guiar por su gentil corriente hasta el portal mismo de una paz indescriptible. Tan perfecto y encantado instante nos regaló Traful. Aprendimos a sentirnos piedras en las montañas, nieve blanca en las altas cumbres, hojas frescas en los frondosos bosques de Pinos y Coihues. Y sobre todo, nos sabemos pequeñas gotas celestes de este Lago Traful de pura hermosura.
La experiencia fue como un relámpago en profunda noche tormentosa. Un relámpago que por un infinitesimal momento iluminó los rincones más escondidos de nuestras almas ¡Sólo un relámpago que nos permitió ver un poco más allá de nuestro pesado deambular en la tierra recolectando migajas de conocimiento! Apenas un relámpago de Traful para que jamás vuelvan a invadirnos los antiguos fantasmas de la decepción. Apenas un relámpago de luz magnánima de Traful para prometer a los vientos indomables y rebeldes de nuestra Patagonia que siempre volveremos a mojar nuestras frentes en lago amigo que tanto nos ama. Apenas un relámpago para soñar siempre con el regreso al hogar de DIOS.
Máximo Luppino

sábado, 12 de febrero de 2011

BELLOTA


BELLOTA

Bellota deambula taciturna por las calles ondulantes y polvorientas de Villa Traful. Bellota es de carácter dulce, protector, austero y exigente. Sus sueños están cargados de juegos con los niños del lugar, sintiéndose ella misma como una niña más entre los bulliciosos pequeños.
Bellota es una reina con incontables coronas de cariño y afecto. Sus patas cortitas se esfuerzan en trepar por el escarpado terreno, pero su voluntad es tremenda; es que debe patrullar la villa con celo y ahínco, ¡es que tiene tanta dulzura en su corazón por regalar! Bellota es una flor campante, es la de corazón de acero y alma de sueños mágicos. En las tardecitas, cerca de la hora internacional del té, acorde a su linaje noble, desciende de su montaña de grandeza y busca en el negocio de Otto su merecido refrigerio. Bellota no olvida dar las gracias a su benefactor; con sus ojos de puro caramelo lo acaricia con una mirada envolvente. Luego, agita rítmicamente su pequeñísima cola para refugiarse en el manjar generosamente otorgado. Bellota es una guerrera devenida en fina poetisa. Ya quedaron muy atrás esos agobiantes días en que toscas personas la estimulaban a pelear con bravos toros. Entonces, mordía furiosamente y peleaba con entereza hasta el final. La humanidad evoluciono, hoy le ruegan por compañía y cariño. Ella está más a gusto con este presente que con aquel tortuoso pasado.
Bellota es parte activa del patrimonio mágico de Traful, está conforme con este pueblo de duros labriegos. Quiere a estas montañas, ama profundamente a este lago azul. Otto no es su dueño, Bellota no tiene dueños, tiene familia a la que cuida bajo su espartana tutela.
Bellota es blanca con manchas marrones encendidas, casi eléctricas… Bellota no parece un buldog, más bien es un hada maravillosa que acude a jugar con los chicos de la escuela 111 cuando estos la llaman: ¡Bellota, Bellota, Bellota!...

Máximo Luppino

jueves, 6 de enero de 2011

LOS DEVOTOS GIRASOLES


LOS DEVOTOS GIRASOLES

En la extensa verde llanura se extiende una plantación de erguidos girasoles. Se elevan al cielo con esperanzadora lozanía; sus amarillas esferas giran siempre cara al sol. En casi todos los sucesos cotidianos nos deja la vida indicios de superiores verdades. Viendo el solemne virar de los girasoles, se nos ocurre pensar en una multitud de sinceros peregrinos que transitan por los caminos con su mirada dirigida al majestuoso creador.
Parecen los girasoles estar signados a ser constantemente mimados por el gran soberano del calor y la luz. Generosas plantas que regalan color, belleza y productivas semillas ¿Se podría esperar menos de un activo vegetal que no deja jamás de apreciar al sol? Cuando cae la noche con su sombra de estrellas, nuestros girasoles aguardan el alba bebiendo un roció de paz. Dulce, tímida flor de amarillo candor. Esférica esperanza de laboriosos agricultores, compañía fiel de solitarios jinetes. Las semillas maduran alegres con el trajinar de los días acuñando bondad protegida dentro del círculo mágico. Hoy, el campo es bendecido por una reconfortante y fresca lluvia, mientras los girasoles sonríen consientes de que pronto brillará nuevamente su padre sol.
Todo un pequeño pueblo rural está expectante al crecimiento de las plantas. La suerte de su pueblo está ligada al resultado de la cosecha. Será por esto que los hermanos girasoles poseen premura por crecer sanos y altos. Fuertes y ricos, buenos y bellos.
La trilladora comienza con su trabajo y las semillas son recolectadas para que el pueblo florezca. Esto hace feliz a los girasoles que nunca mueren; reposan solamente por un rato en los brazos de DIOS para mañana volver a renacer. Duermen dichosos sueños amarillos; son mimados por todos los ángeles quienes le enseñaron a ser una planta de amor. Mañana estarán nuevamente erguidas, orgullosas, fuertes y heroicas sobre la tierra que las sostienen.

Máximo Luppino