lunes, 15 de diciembre de 2014

Sellar grietas


La separación es olvido, huele a indiferencia, es gris sobre el negro dolor. Cada hombre reside en su propio universo dentro de un cosmos de interrelación e interdependencia con sus semejantes. Lastimando nos lastimamos, ayudando nos ayudamos siempre y cuando reine el desinterés en la intención de brindarnos con cariño.



El trasmutar las debilidades en fortalezas y colocar la otra mejilla ante la soberbia y la violencia llevó a Jorge Bergoglio a convertirse en FRANCISCO, el santo padre. No es este el único vínculo reinante entre Buenos Aires y Roma. Es tragicómico apreciar cómo los que los criticaban demencialmente a Bergoglio en los tangueros empedrados de la reina "del Plata", corrieron a "besar" con cierta culpa y poca vergüenza el anillo del Papa en la ciudad eterna.



Es un excelente "negocio" espiritual generar afecto, compasión y sonrisas ante las más crueles adversidades, sobre todo cuando muchas piedras en el camino fueron colocadas adrede para que tropecemos.

El que te intenta dañar es un sordo a la voz de su propia ALMA, es un hermano desorientado en el laberinto de sus toscos pareceres.

DIOS padeció por nosotros, cargó sobre sus espaldas de puro AMOR nuestras miserias y nos redimió. En un gesto de gratitud y aprendizaje debemos perdonar y perdonarnos.

La acción política debe sellar las grietas que obtusamente hemos abierto, es una herida insana para la Nación. Unidad en el disenso, hermandad en las diferencias, entendimiento de la importancia del "OTRO".

La navidad no es un acontecimiento social, es un evento milagroso e íntimo entre DIOS y cada persona, goza de esta comunión en el altar secreto de tus sentimientos.

Cada pensamiento bueno cuenta, cada lágrima de solidaridad es un salto hacia la felicidad auténtica. Sella toda grieta que intente separarte de tu hermano.



 El espíritu navideño existe y es poderoso, más allá de las ruidosas pirotecnias del egoísmo o del embriagante licor de la vanidad.



Por AMOR al creador: ¡sella tus grietas!



Máximo Luppino 

Fuente; SMnoticias. Gracias GERMÁN

lunes, 14 de julio de 2014

EL SENDERO

Los que caminan sobre espinas terminan con sus pies lastimados. Los que mienten y engañan van perdiendo gradualmente la confianza en sí mismos; como consecuencia se disuelve su prestigio social.  Entonces, el duro nomenclador de ¡mentiroso! comienza a sonar como un cruel latigazo en sus oídos  cada vez más fuerte en su rededor.

Muchas veces afirmamos la importancia sustantiva que va a tener la elección presidencial del año 2015 para nuestra Nación, en esta elección también se eligirán gobernadores e intendentes, además del recambio natural legislativo.



Todos los analistas políticos nos cuentan que no existirá una gran fuerza política de un solo matiz que se imponga ampliamente sobre las demás. Esto implica que la tan anhelada, pocas veces aplicada, virtud del consenso va a ser un hecho obligatorio. Decimos forzosa ya que será imperioso mantener acuerdos sustentables con la mayor cantidad de fuerzas posible.



¿Cómo lograremos esta anhelada condición de concordia si los vituperios crueles están a la orden del día? ¿Con qué ánimo, en un futuro inmediato, se sentarán en una mesa a dialogar aquellos a los cuales se los descalifica cruelmente hoy?



Esto no quiere decir que no existan críticas hacia aquellos episodios que se consideren inadecuados o equivocados. Es que la crítica no debe acarrear ofensas. Vemos, más bien, crudas descalificaciones personales y muy pocas críticas que procedan de la comprensión y del sano entendimiento.

Antes de tomar una decisión debemos realizar una profunda introspección indagando qué nos moviliza a una fijada acción y, luego, pensar en las consecuencias de nuestra medida a tomar. Pensar en el día después. Demasiados vientos hay sembrados en el suelo de la patria; nos cabe esperar, afrontar con dignidad algunas tempestades que se aproximan. Cuidemos de no generar más violencia.

Milenarias culturas orientales afirman que: “El guerrero perfecto tiene mucho de poeta”. También comentan que: “La espada más filosa es la que se asentó musitando dulces versos de hermosura infinita”…

¿Seguro que se tiene “La vaca atada”?, ¿La tortuga está o se escapó?...



Vemos las gotas de lluvia impactar estrepitosas sobre el duro cruel asfalto citadino, el pavimento soberbio y vanidoso ríe con mueca burlona; sin percibir que entre sus grietas ya asoman verdes hebras de vida perenne que ganarán la batalla final. Por esto, la gota humilde se brinda generosa a la causa de la vida, sabiendo que permanecerá en el árbol, en la nube, en el mar.

Por esto elegimos el camino más largo, el más recomendado por los sabios anónimos escondidos detrás de las flores de los más hermosos jardines.



El sendero de la Buena Voluntad, de la paciencia soberana, los atajos son trampas del EGO.

¿Pansás en política por vocación de servicio o por vanidad y vedetismo? ¿Deseas ser un estadista u otro bufón de la corte de simuladores del poder?    

Si realmente queremos entendimiento y consenso comencemos a gestarlo inmediatamente, desde ahora, siendo honesto en nuestros pensamientos y acciones. De lo contrario, cálzate el gorro de arlequín y seguí con el triste espectáculo.



Nosotros, soñadores de mil y una noches de ideales, nos sentimos hermanos de esas lluvias espléndidas que descargan generosas gotas diamantinas que enfrían y embellecen el indiferente asfalto, somos los que amamos las humildes motas de pasto.


Máximo Luppino

domingo, 9 de febrero de 2014

El imperio del corazón





Las pequeñas decisiones que tomamos se van convirtiendo lentamente en ladrillos fundacionales de nuestro remodelado edificio de vida. Opciones de distinto tenor, cotidianas, constantes y sucesivas nos ratifican un rumbo o nos marcan un nuevo sendero a seguir. 

Para estar seguros que caminamos en recta dirección debemos ejercitar una profunda introspección de nuestra real intencionalidad. No sea cosa que cuando creemos marchar hacia el dulce celeste paraíso soñado, por autoengaño fruto de la vanidad del EGO, estemos acopiando los secos leños que prenderán el fuego de nuestro infierno interior.

Decidir con la nobleza heroica y desinteresada del corazón es el pasaporte seguro hacia un mañana lleno de certezas y armonías.
Las traiciones, mentiras y zancadillas son un mal “negocio” para los que ejecutan estas rastreras prácticas indignas de un hombre hermano de sus semejantes. Pero las jugarretas de a mente en estado de oscuridad y sombras nos puede llevar a magnas confusiones que derivaran en profundo dolor para todos.

De ninguna manera descalificamos el mundo del PENSAMIENTO, todo lo contrario, sabemos que según los pensamientos que acuñemos con nuestra atención será la vida que viviremos. Los pensamientos son los arquitectos de nuestros futuros episodios.

Pero abogamos por pensamientos límpidos, ajenos al egoísmo especulativo, ideas que emanen del corazón, esto implica conductas y actitudes inclusivas y solidarias. Pensar en el Bien Común antes que en los personales beneficios. 

El hipócrita es un concurrente asiduo a una fiesta de disfraces donde es el único asistente, protagonista exclusivo de una sórdida personal vanagloria ¡Al único que engaña es a sí mismo!

Estar fuera del imperio del corazón implica intentar colocarle rejas al ALMA, encerrar las carcajadas, fingir alegrías, mientras, se deteriora el universo de amor real.

Cultivemos un jardín de belleza grupal, permitamos que los fascinantes aromas de distintas flores se fusionen entre sí libremente, escuchando respetuosamente las opiniones diversas.

No queremos un futuro hueco y vacio, no deseamos un mundo de sonrisas impostadas, ni de manos frías. Trabajemos por una sociedad justa a partir de nosotros mismos, a partir de nuestras modestas decisiones personales.

El tan preciado oro no puede comprar los sentimientos de fraternidad y respeto, n cotiza en el cosmos de las realizaciones espirituales, más bien es una distracción que debemos saber manejar.

El corazón reclama susurrando, el viento oxigena soplando, la vida la construimos de a instantes continuos e ininterrumpidos, marchamos hacia donde nos aguarda el destino que hemos construido…

Máximo Luppino