lunes, 18 de junio de 2018

¡ABORTO, CULTURA DE MUERTE!

El materialismo avanza hacia su destino más oscuro, hacia su rincón más negro. Un monstruoso deseo de irresponsabilidad y comodidad egocentrista edificó con sórdida retórica la moda del descarte como una solución a un gran problema social. 



Sólo asumiendo la responsabilidad de nuestras acciones es cómo desarrollaremos nuestro sentido de madurez y auténtica libertad. 

Legalizar el descarte de personas y la muerte de niños por nacer configuran la peor cara de una sociedad desorientada y en plena crisis de valores. Matar tu propia descendencia, arrojar al suelo de la indiferencia tu propia sangre. Aniquilar el milagro de vida implica sembrar un tortuoso futuro para nosotros mismos. 
Comencemos a creer en los niños, continuemos trabajando con esperanzas por una sociedad amorosa y justa, acompañemos a nuestros hermanos en su dolor. 
El aborto es el homicidio de nuestros ideales, es el sepulcro de todo lo bueno que tenemos en nuestros corazones. La vida es la solución suprema para la humanidad toda. 
Con dolor vimos a hermanos peronistas votar a favor del aborto ¡Qué singular forma de honrar la doctrina del General PERÓN que se define como HUMANISTA Y CRISTIANA! ¿Cambiaron de doctrina, o la funesta moda de la muerte los confundió?
Ningún ser vivo debe ser descartado. Cuidar la vida es atender a los que aún no pueden contarnos sus deseos de caminar por este suelo de sueños que nosotros pisamos. 
¿Podemos negar la vida, mientras nosotros respiramos el aire de DIOS y se nos permitió vivir? ¿Qué siente aquel que posee el DON de existir y que milita incansablemente para negarle a otros este derecho que nosotros ostentamos? 
Continuaremos alegremente y con profunda convicción dando testimonio de vida por doquier. La existencia es maravillosa, por esto no debemos negarles a otros el milagro de ver y sentir. 
¡NACER es el primer derecho que el hombre debe garantizar a sus semejantes!


                     Máximo Luppino

¡APOYAMOS LA SÚPLICA POR LA VIDA!

Las semillas fueron el origen de ese bosque que disfrutamos, lleno de árboles que oxigenan de salud nuestro planeta. Sin semillas no hay árboles, sin bellotas no hay robles, sin amor no hay VIDA. 
Nos permitieron nacer, lo menos que debemos hacer es acceder al nacimiento de nuestros hijos. Es tan singular y llamativo que pretendamos negar a nuestra descendencia el derecho que nosotros disfrutamos día a día. 


Interrumpir un embarazo es matar la esperanza de una vida que suplica ver la luz del sol de su propia concreción y felicidad.
 “Trata a otros como te gustaría que te traten a vos mismo” 
La “ley de la selva” parece ser más benigna que algunos criterios abortistas. Negar lo que nosotros tenemos y experimentamos, es de un egoísmo tremendo. 
Todo derecho debe ser escuchado y socorrido, incluso el de los inocentes que aún no tiene voz para abogar por su propia maravillosa existencia. La muerte jamás fue, ni será solución a problema alguno. La vida resuelve con su propia mágica impronta lo que a nosotros nos parece imposible solucionar. 
En profunda noche de oscura desolación, nos equivocamos y elegimos el “camino corto” que resulta el más tortuoso y largo. Avanzando de frente y a redoblada marcha los inconvenientes encuentran su benigno cause. Ahí vemos las estrellas de luz que regalan belleza infinita a nuestro ser. 
Regala tus brazos protectores a ese pequeño bebé que pide amor para poder caminar por la senda de DIOS. Lo que brindamos es lo que recogeremos. La muerte es oscuridad demencial, el nacimiento es luz de amor para toda la galaxia. 
Nadie es totalmente “dueño” de sí mismo. Nos debemos a la vida, a nuestros hermanos, a los semejantes que juntos deambulamos los caminos de la sagrada infinitud. En una gran medida nuestra vida cobra sentido cuando desarrollamos la capacidad de ser útiles a nuestros hermanos, cuando podemos proyectar bonanza e inspiración junto a nuestros semejantes. 
Desde siempre el NOSOTROS, fue más importante que el sórdido y egoísta YO. 
Escucha la súplica del niño por nacer, no lo mates, no lo abandones, ámalo con toda tu fuerza ¡La existencia necesita de tu AMOR!

         Máximo Luppino