sábado, 10 de marzo de 2018

LATE LA VIDA

“Tenemos derecho a decidir sobre nuestro cuerpo” afirman las mujeres que abogan sobre la interrupción voluntaria del embarazo (aborto). Suena muy lógico. El tema es que en su cuerpo hay otra vida gestándose con ilusiones, anhelos y esperanzas genéticamente almacenadas desde la más temprana edad de la humanidad en el planeta. 


El milagro de vida, el nacimiento, no sólo NO debe ser interrumpido, sino que debe ser cuidado y protegido con el mayor de los esmeros. Ser madre es un Don de DIOS para muchos, para otros una maravillosa facultad con que la naturaleza distinguió a las mujeres por sobre los hombres. Lo cierto es que la existencia de los seres está medida por un atractivo cúmulo de pautas en nuestra conducta. El de ser padres conforma un sitial distinguido en el orden individual y colectivo de la comunidad. 
Un individualismo sórdido y materialista exacerbó el EGO propio hasta monstruosas alturas de un vértigo suicida. El YO parece conformar con insolencia un cruel desafío al NOSOTROS, al TODO como un ente humano indisoluble de valores colectivos. 
Cuida, MAMÁ, la vida en tu interior. Estás protagonizando un milagro. No mates tu propio potencial. No sacrifiques el AMOR que reside en tu interior. 
Creemos que las mujeres son un templo viviente con la maravillosa capacidad de dar VIDA. No un desierto estéril de sueños e ilusiones. Con cada niño que nace la humanidad se recrea en esperanzas y FE. 
¿Quién pisotearía con indiferencia un jardín con pimpollos floreciendo? ¿Quién callaría por siempre un “mamá, te quiero”? 
La belleza de proteger un retoño de AMOR es una experiencia única e irrenunciable. No rindamos culto a una “juventud eterna” que en verdad no es tal, más bien es una infantil actitud de rebelde adolescencia, una falta de madurez espiritual, una bofetada a la inteligencia. Madre, cuida a tu hijo. Él es tu vida en otro tiempo.
Siempre la VIDA pugna por manifestarse. Nada en favor de la corriente de DIOS en el río celestial de la eterna conciencia. 
La VERDAD no puede ser negada, no demores tu propia felicidad. Madura y sé responsable de tus actos y del lugar con que la vida te calificó. Lo demás es un laberinto de palabras ausente de toda luz. 
Confía en ti mismo. La VIDA llama a la VIDA. SÉ una gran MADRE. ¡Los cielos te sonreirán!...

            Máximo Luppino

lunes, 5 de marzo de 2018

NACE UN NIÑO, SE ORIGINA UNA GALAXIA

Cuando un niño nace, se origina una nueva galaxia en el diáfano espacio sin fin. Sabemos de la interrelación de la vida. El universo respira al compás de los latidos de tu corazón. La vida pugna por manifestarse. Nada produce más frustración y dolor que las oportunidades extraviadas, nada más triste que negar un abrazo de un inocente bebé. El mayor dolor es negar el bien de lo que debió SER y no permitimos existir. 


Todo lo que vemos necesita nacer. Nace el día con sus poderosos y bellos rayos de luz que motiva el canto de los pájaros y el florecer de los pimpollos cargados de dulces perfumes de alegría. Nacen las estrellas junto a tus sonrisas. Nace la esperanza cuando ves al débil y extraviado tornarse fuerte y orientado. Todo tiene un origen y siempre es para BIEN. Permite, mamá, nacer a tu hijo, ÉL te dará las gracias por siempre, más allá del frio imperio del terrestre almanaque. 
Sí a la vida, NO a la interrupción de la existencia. 
No te niegues a vos misma mamá, el primer balbuceo que desembocará en un inolvidable “¡mamá, te quiero!”. Las gateadas, los primeros pasos, sus sonrisas de AMOR y el primer día de clases, todo es una sinfonía de felicidad sin parangón. 
¡Permitamos que una nueva galaxia se origine, permitamos nacer a nuestro hijo!

                    Máximo Luppino

¡QUIERO VIVIR, MAMÁ!

¡El primero y fundamental de todos los derechos es el de nacer!
 Los entusiastas defensores de los derechos humanos deberían abrazar con auténtica convicción esta primogénita facultad de vida, la piedra fundacional de la existencia en la tierra. 


“NO al ABORTO” no sólo encarna abrazar principios de humanismo, y un significado trascendente religioso, sino también implica ser la voz de la VIDA de aquellos que aún no pueden hablar por sí mismos. Todas las personas que defienden y sostienen el ejercicio del aborto pueden hacerlo porque a ellos se les permitió nacer. Qué paradoja, aquellos individuos que gozaron de la generosidad y el “orden natural” de disfrutar de la luz del sol, ahora abogan para que a otros seres se les niegue el privilegio que ellos sí obtuvieron. 
DIOS les regaló a las mujeres el DON DE ENGENDRAR vida. Sería demasiado triste que este milagro de vida se convierta en una actividad criminal. Pagaríamos un altísimo precio si en vez de facilitar VIDA nos convirtiéramos en autores de MUERTE.  
Todo hecho de AMOR encierra una cuota de sacrificio y mucha recompensa espiritual. El susurro de la palabra “mamá” por parte de una pequeña criatura vale muchísimo más que cualquier penuria por la cual se tuvo que atravesar. 
El desafío es ser principio de vida y no apóstol de la muerte. La VIDA es maravillosamente buena y digna de ser vivida, incluyendo todos los difíciles momentos por los cuales debemos pasar, cuando el almanaque deja caer los años en el inventario de las experiencias adquiridas. Ahí, los que canas peinamos, redescubrimos el infinito y generoso AMOR de DIOS para con la creación.  ¡Mamá, permite a tu hijo vivir! Tu vivirás en sus sueños y anhelos, no te castigues a morir con la frustración de no reflejar vida en tu propia maravillosa existencia divina. 
Los árboles lanzan al viento amorosamente sus lozanas semillas, las flores nos regalan sus embriagantes perfumes de pura dicha en el cuerpo de sus pimpollos. Los pájaros engendran pichones para que su dulce y celestial trino jamás perezca, tú también, mamá, permítete trascender en un gesto de AMOR al dar vida. 
Respetando TODAS las opiniones trabajaremos en esta gran consigna de vida y amor. No interrumpamos el orden de evolución, sólo viviendo aprendemos a amar y a ser útiles. 
Sumate con tus argumentos y experiencias a la consigna de “SÍ A LA VIDA”.  Nadie se arrepentirá de dar existencia. Sí puede que haya arrepentimiento por abortar un sueño de vida. 
DIOS, dador de toda vida ayuda y sostiene todo propósito. Si tus objetivos son altruistas y solidarios las flores del edén del señor te sonreirán. 
Recordemos que el TU y el VOSOTROS es más poderoso que el egoísta YO. 
Tener un hijo es maravilloso, es un milagro que DIOS nos regala. 

                Máximo Luppino