martes, 29 de agosto de 2017

¿MAPUCHES, LA NUEVA MÁSCARA DEL EXTREMISMO?

“La fuerza es el derecho de las bestias” 
Juan Domingo Perón.

Los pueblos originarios de América toda merecen nuestro respeto y consideración. Dicho esto, desde nuestro auténtico sentir, debemos preguntarnos: ¿Mapuches, la nueva máscara del extremismo? 


Detrás de ciertos reclamos quizás encontremos individuos con móviles muy disímiles. En múltiples ocasiones causas sinceras son aprovechadas por los cultores del odio y la violencia para sembrar discordia y terror. 
Claro que todo argentino bien nacido desea la aparición de Santiago Maldonado. Si efectivos de Gendarmería u otra fuerza de seguridad actuaron siniestramente deben atenerse a las justas consecuencias legales y al merecido repudio social. Pero debemos aclarar que de establecerse efectivamente esta hipótesis se trataría de elementos díscolos y extraños al honor y gloria que lícitamente ostenta nuestra Gendarmería Nacional Argentina.
Los pueblos originarios de nuestra Nación suelen pedir con justa razón un lugar digno donde vivir y asistencia legítima del Estado Nacional. Sucede que ciertos “Mapuches” exigen tierras a la Argentina para establecer su propio estado Mapuche, desconociendo el rango histórico y legal de nuestra patria argentina. ¿Un estado hostil dentro de nuestra Nación? Consideramos absurda, inviable e insolente esta exigencia. Notamos que “demandan” tierras a nuestra Nación. Llamativamente NO las piden a la hermana República de Chile… que llamativo… 
La antigua ambición chilena de ocupar y apropiarse de nuestra Patagonia Argentina parece sobrevolar el conflicto Mapuche como un viejo fantasma expansionista de un Chile que en el conflicto por la soberanía por nuestras islas Malvinas realizó colaboracionismo activo con las fuerzas usurpadoras inglesas. 
Cuando un grupo o etnia que habita el suelo patrio quema nuestra bandera nacional debe considerarse sin lugar a duda que se trata de ENEMIGOS DE LA PATRIA y deben ser tratados como tales. En innumerables batallas por nuestra independencia miles de patriotas murieron por no arriar el noble y sagrado pabellón nacional. Resulta que con barbarie y brutalidad maliciosa tienen el desparpajo de quemar nuestro límpido emblema nacional, son llamas funestas. 
El conflicto de Malvinas eternizó a pilotos, marinos e infantes dando su vida por el honor nacional. Nuestra azul y blanca con el soberano amarillo sol NO se entregó al pirata invasor. A todos nuestros héroes los lastimaron mortalmente incendiando nuestra bandera. 
Hace días atrás, atacaron un puesto de gendarmería en la provincia de Córdoba bajo la consigna: “Venganza por Santiago Maldonado” Esto es extremismo ciego que no debemos justificar de ningún modo. 
El senado de la provincia de Buenos Aires fue atacado y dañado por un grupo que se manifestaba por la aparición Maldonado.  
El ministro de seguridad, Cristian Ritondo, y el jefe de gabinete de la provincia, Federico Salvai, fueron agredidos severamente. Salvai en sus oficinas y Ritondo sufrió un ataque al playón de estacionamiento del mismísimo Ministerio de Seguridad. Para agravar más la ya de por sí dura situación, Ritondo denunció la desaparición de un asesor, colaborador de su ministerio el cual ya hace tres días se encuentra desparecido, con su familia sin saber nada sobre ÉL.
Además de recordar la cobarde aparición de las encomiendas bombas que detonan al abrirse causando daño mortal a cualquier persona.
Demasiadas “casualidades” como para no preocuparnos severamente. Nadie sensato desea una vuelta forzada a la época de plomo de los 70. 
Hace pocos días, el pueblo argentino sufragó en las PASO. Ahora votará el 22 de octubre en forma definitiva para elegir sus legisladores. Este es el único camino que nos garantiza libertad y auténtica representatividad legítima. 
Estamos a tiempo de PARAR a los dementes que, reclamando en ocasiones por atendibles causas, en verdad desean sembrar violencia y volver a un tiempo en el que sólo se “dialogaba” detrás del fuego de las armas. 
Cuidando las instituciones de la Nación es como cultivamos la paz social, fomentando el necesario empleo de los trabajadores con sueldos dignos, atendiendo solidariamente a los más humildes. 
En nuestro suelo una sola Nación, un solo pueblo con miles de matices diferentes, pero todos unidos bajo la sagrada BANDERA ARGENTINA. 

             Máximo Luppino

martes, 22 de agosto de 2017

NIÑO FELIZ, HOMBRE BUENO

Sembrar sonrisas en el fértil corazón de los niños implica asegurarnos la formación de una sociedad justa y solidaria. 
Cuanto más felices los infantes de una comunidad, con mayor cantidad de individuos adultos realizados y positivos contará la Nación.


La educación como hecho cotidiano que debe comenzar a aplicarse desde el primer suspiro del bebe (quizás antes también) en el seno de la familia debe estar ineludiblemente basada en el AMOR. 
Primero y sobre todo debemos desarrollar las cualidades del corazón, humanismo, fraternidad sin distingos, compasión y solidaridad concreta, entonces estamos cimentando un ser positivo y útil al desarrollo humano y amorosamente armonizado con el sublime Plan Divino. 
A partir de 1945 a 1955, la década peronista, se fomentó el cuidado y desarrollo de la niñez. Bien rezaba aquella poderosa consigna: “En la Argentina de Perón y Evita los únicos privilegiados son los niños”.
Toneladas de juguetes descendían cual cascada de AMOR a todos los hijos de la patria. Más humildes las familias, más recibían. Así se gestó una sociedad político-cultural que a más de 70 años de su creación continúa hoy marcando los días de la patria. El peronismo es un movimiento profundamente cultural, basado en la filosofía del humanismo y la cristiandad con un definido matiz patriótico y nacional. 
Aquellas muñecas, pelotas y bicicletas que llegaban a manos de los niños significaban decir en el lenguaje del ALMA: “¡Te queremos, sos muy importante para nosotros, serás un gran hombre, una gran mujer, confiamos profundamente en vos!” 
No era política para una elección inmediata, era una gran apuesta a formar generaciones completas en los sagrados parámetros del cariño y el positivismo solidario. 
El justicialismo del General y Evita fomentaba el día del niño cuando el capitalismo mercantil aún no había implementado el día del amigo, del abuelo, de la secretaria y de los “adoradores del mercado”. En aquellos días de la sonrisa segura y aplomada de   Perón y de la abanderada de los humildes, todos los días eran el día del niño. 
Claro que simultáneamente que con juguetes se llegaba a las familias con un completo plan de vacunación y atención médica, con útiles escolares y libros y sobre todo con empleo para los trabajadores con salarios dignos que contenían posibilidad de ahorro y progreso social. 
Hoy nos da mucho gusto ver cómo se festeja el día del niño en todos los lugares de la patria como una herencia cultural más de ese peronismo que empapó de sensibilidad afectiva la vida cotidiana de la Nación. 
Hasta los cultores del liberalismo salvaje hacen trampa a su dogma gorila y se permiten obsequiar atención a los pibes, de esta manera acceden a sentirse bien, aunque más no sea por unas horas. 
Evita y el general daban a los más pequeños lo que ellos merecían: AMOR y plena atención. Aplicando la generosidad sincera se forjó el movimiento político-social más importante de la patria. 
Toneladas de mentiras y difamaciones se hablaron y escribieron sobre el justicialismo, pero aquella bicicleta que arrancó tantas lágrimas de emoción en aquel niño pobre fue millones de veces más poderosa que la más “perfecta falsedad”
Es que “Los días más felices de los trabajadores fueron y serán peronistas”. Incluye ineludiblemente el cuidado y protección de los pequeños. 
Felicitamos a todas las agrupaciones políticas, escuelas y entidades sociales que recuerdan y fomentan con amor este día del niño que se proyectará como una sempiterna sonrisa en las personas que dan y reciben afecto. 
¡Dando es como se recibe! ¡Niño feliz, hombre bueno!

                  Máximo Luppino

martes, 8 de agosto de 2017

DE LA GRIETA AL PRECIPICIO

Cierto periodismo, fanáticamente arancelado, con sus reiteradas y sistemáticas manifestaciones anti-Francisco colaboran micrófono en mano con ampliar la tan detestada y funesta “grieta” que azota el sentido común de los argentinos. 


Toda persona correctamente informada sabe que los obispos venezolanos estuvieron hace poco más de un mes reunidos con el Santo Padre en el Vaticano. A partir de allí la Iglesia del hermano país redobló la críticas y censuras al régimen (a esta altura de los hechos) totalitario de Nicolás Maduro. 
El mismísimo Papa Francisco dio instrucciones precisas para solicitar que se suspenda el inicio de la Asamblea Constituyente de Maduro, la misma que es tildada de fraudulenta por gran parte del mundo, inclusive por el Vaticano presidido por el argentino Papa. 
El fanatismo es siempre malo e inadecuado, pero en manos de algunos comunicadores sociales se torna contundentemente nefasto. Parecen sembradores de odios y rencores irremediables.  
Existe una certeza social de que en el gobierno de Cristina Kirchner se apersonaron profundos hechos de corrupción, al menos en un sector identificado con la obra pública nacional. La misma certeza predomina en una franja humilde y amplia de nuestro país que piensa que se estaba mejor, económicamente hablando, en el gobierno de la expresidenta. 
Los “talibanes” de la información masiva, al grito de justicia, en verdad exigían venganza hasta llegar al último posible adherente a Cristina y repudiar a las mascotas mismas de la exmandataria por las caricias “sospechadas” recibidas.
 Los cultos educados pretendían terminar con la antropofagia devorando vorazmente y en forma sazonada a los caníbales. 
Tanto cerrado ataque demencial parece concluir en una potenciación de la figura de Cristina, en momentos cerca de la prisión, en instantes disputando el primer lugar en las elecciones legislativas de la provincia de Buenos Aires. 
Esta realidad política señala claramente la ausencia de una “muñeca política” que conduzca al país a ser pensado más allá de las circunstancias pasajeras. Nos detenemos en las pequeñas jugadas pasionales del Ta -te-ti  doméstico y despreciamos las sutilezas sublimes y necesarias del ajedrez político. 
¿Se puede pensar en un equilibrio institucional con amplios bolsones de la población sin trabajo y muchos, lamentablemente, con HAMBRE? 
Al carenciado se le exige manejo jurídico sutil, cuando en verdad la PERSONA está sumida en la honda angustia de conseguir empleo y luchar en el día a día para tirar algo dentro de la olla familiar, que reclaman sus hijos que esté llena de alimentos nutritivos. Es este, quizás el peor pecado de “Cambiemos”.
Vemos un Sergio Massa que lucha insistentemente en ser una alternativa digna para un país que necesita oxigenación en sus cuadros de dirigentes, no por edad, más bien por renovada fuerza e imaginación creativa. En el espacio de Sergio hay muchos compañeros PERONISTAS a los que, parecen, no dejarles hacer PERONISMO activo. Quizás la razón faltante para que el tigrense pueda elevar su figura. 
En horas nada más hablarán las urnas en las P A S O, resultado NO definitivo ya que en octubre será dada la batalla real y definitiva. Todos tendremos en agosto una semblanza certera de lo que la gente solicita, pide y exige a sus gobernantes. A partir de allí comenzará un tiempo de conciencia para reformular propuestas y “afinar el lápiz” de las campañas electorales. 
Un día el papa FRANCISCO regaló un rosario de consuelo y perdón cristiano a alguien privada de su libertad, entonces por políticos fundamentos rastreros y partidarios se desató una avalancha insostenible de críticas hacia nuestro Santo Padre, el argentino más celebre para la humanidad que tenemos. Parece que los barbaros no respetan nada ni a nadie en su carrera de crear un abismo entre las personas. Pretendieron privar de la compasión y fraternidad católica al mismísimo jefe del Vaticano, aquel Jorge Bergoglio, el mismo que para algunos periodistas jamás podía llegar a ser Papa. 
Más allá del resultado electoral debemos impedir que la “grieta” se convierta en precipicio. Las diferencias deben ser disimuladas para llegar a construir el BIEN COMÚN, para que la Comunidad Organizada sea una realidad efectiva. 
Con humildad y respeto debemos construir consensos que nos permitan vivir en paz y armonía. El gobierno nacional debe brindar trabajo y bienestar al pueblo, más que sermones puritanos de berreta cotillón, en lugar de mantener una actitud hipócrita de funcionarios que poseen sus fortunas en el exterior del país.  
Si nuestros funcionarios depositan sus dólares en el extranjero dan un claro mensaje pesimista al resto de la población. Parecen decirnos: “Aquí no pasa nada” … ¿Cómo confiar en una nave que debe surcar el océano de las penurias si los oficiales del barco quieren viajar en otro navío con bandera forastera?
FRANCISCO es el gran líder del mundo actual. El planeta así lo siente, aquí algunos pigmeos de espíritu nos quieren persuadir de lo contrario. 
DIOS quiera que FRANCICO pueda visitarnos pronto, claro que para que esto suceda debemos edificar tolerancia y AMOR entre los ARGENTINOS, alejarnos del precipicio del odio y cerrar las grietas abiertas por los que en el pasado fueron “Los salvajes unitarios” …
  ¡DIOS así lo quiera!

                          Máximo Luppino

PRECARIZACIÓN LABORAL

Cuando las distintas fuerzas de poder de la producción y el consumo se encuentran en armonía por satisfacción de sus intereses y derechos reina el EQUILIBRIO SOCIAL. 


Una Nación debe en todo tiempo garantizar el equilibrio social. El capital de inversión para crear trabajo es muy necesario, como lo es la mano de obra de empleados y trabajadores que producen bienes para servir a la humanidad y enaltecer a su país. 
Los empresarios que originan fuentes laborales dignas son más que bienvenidos en nuestra Argentina. Claro está que deben progresar económicamente sin descuidar en forma alguna la dignidad de sus empleados, que comienza con un salario respetable que permita el desarrollo familiar de los asalariados. El Estado debe ingresar en esta loable trilogía de benignos interese sin asfixiar a los inversores ni esclavizar a los trabajadores. Una vez más el necesario equilibrio debe galvanizarse con efectividad quirúrgica. 
Entonces, EMPLEADOS, ESTADO Y EMPRESARIOS deben conformar un genuino triángulo equilátero de intereses nacionales y sociales para el desarrollo de un pueblo FELIZ. Una Nación es tan grande como lo es el noble corazón de sus habitantes.
¡Cuidar a la gente es cuidar la Nación! 
¡Propinar el bienestar de los pobres y desposeídos es en verdad HACER PATRIA!
El más grande estadista de nuestra Nación afirmó: “El capital debe estar al servicio de la Nación y tener como objetivo el bienestar social”. Con este pensamiento vivo el General Perón trazaba la filosofía justicialista con respecto al desarrollo empresarial-laboral con su propia impronta humanista y cristiana. 
Recordamos estas sensibles y lógicas consignas peronistas para manifestar nuestra respetuosa oposición a toda suerte de “reforma laboral” que en verdad podría encerrar una precarización denigrante de los empleados. Alterando así a aquel equilibrio social al que insistentemente nos referimos. 
Legislación de futuro es la que garantice mayor libertad y bienestar para los trabajadores. 
Pretender emular el Medioevo y entronar el autoritarismo feudal de los sin escrúpulos nos conduciría a un desagradable viaje en el “túnel del tiempo” muchas décadas atrás. Sería una garantía de seguros conflictos indeseables. 
Ver el futuro próspero implica proteger a los carenciados, trabajar para su bienestar junto a todos los ciudadanos de buena voluntad. La “explotación del hombre por el hombre” debe ser un lamentable recuerdo de una noche oscura de la humanidad. Algunos hoy aún pretenden tapar el sol de la justicia social con sus torpes codiciosas manos de capitalistas sin escrúpulos. 
Todo funcionario debe recordar varias veces en el día que es un SERVIDOR PÚBLICO, no gerente de las multinacionales, ni negrero de un cuento de terror. El semejante es nuestro hermano, posea el color de piel que tenga y crea en la religión que profese, piense como tenga ganas pensar con absoluta libertad. El funcionario es un benefactor de derechos sociales y de nobles ideales. 
NO a la precarización laboral, SÍ al desarrollo de una COMUNIDAD ORGANIZADA que cimentará una gran Nación con un pueblo FELIZ. 
“La organización vence al tiempo” J.D. Perón.

             Máximo Luppino