SIEMPRE CONSTRUYENDO Un gran sabio de la antigüedad afirmó: “¡Todo es ESPÍRITU, el universo es una manifestación de DIOS. Nuestros pensamientos edifican nuestra realidad!”… Las grandes verdades universales son cada vez más ampliamente aceptadas, la prueba de fuego siempre consistió en la interpretación que le damos a estas verdades y la capacidad de aplicación de las mismas a la vida diaria. Una verdad, por magnifica que esta sea, no es verdad para nosotros si no intentamos aplicarla en nuestras constante cotidianidad. Por esto, nos exhortamos a nosotros mismos a cultivar pensamientos positivos, criterios de flexibilidad, ánimo de asociar voluntades y jamás ser portadores de mezquindades. Indudablemente, no es fácil mantenerse firme “junto al cañón” de la autodisciplina, pero el compromiso de luchar por lo correcto siempre estará intacto. En los jardines de los maravillosos pensamientos elevados, también crecen a los costados las malezas de la mediocridad. Pero el poeta se detendrá a observar las maravillosas flores, hará caso omiso de lo carente de belleza. Siempre construir es insistir en el correcto camino del bien. Ser indulgente y saber perdonar no es debilidad, más bien es fortaleza en la convicción del espíritu. Las luchas son necesarias para que aflore en nosotros el guerrero invencible que late en nuestro interior. Lo demás es “polvo en el camino”. Las discusiones serán vistas como una pequeñísima mancha en el tapiz perfecto e inmaculado de la vida ¡”SIEMPRE ADELANTE!” Es nuestro lema, nuestra canción de existencia, el segundo y las horas, el día y los años. La espada y la flor, el error y el acierto, la angustia y la dicha. La victoria es un manjar celestial que sólo pueden degustar los capaces de perdonar. En el estupendo arcoíris de la bondad no aparece el gris, sólo se reflejan los colores saturados de dicha y gratitud… “¡LA VICTORIA AMA A LOS PREPARADOS!” Máximo Luppino
domingo, 17 de abril de 2011
lunes, 11 de abril de 2011
AROMAS DE CAMPO
AROMAS DE CAMPO Me atrae el monte de eucaliptos perfumados de misterios, el estanque de aguas serenas junto al molino, los viejos troncos llenos de tiempo cerca de la casa, inclinados y solitarios testigos de tantas noches frías de incontables estrellas con sus mundos insondables. El cielo nos llama con voz de amigo azul, despejado y magnífico, como ninguno, interminable en su extensión; y allá a lo lejos, donde la vista se detiene, se estrecha en un fraternal abrazo con la planicie verde y libre. Nuestro corazón se expande infinitamente galopando sobre estos campos agrestes. Mientras, nuestra mente vuela con el viento indómito que surca bravío toda la comarca. Aquí los duendes se hamacan gustosos en las ramas nuevas de los viejos árboles. Las hadas laboriosas cultivan flores de esperanzas en los matorrales distantes. Los ángeles son magia en acción permanente y les prestan alas a nuestros sueños, conduciéndonos a las fronteras de nuevas dimensiones; las más hermosas sospechas, se tornan realidades estupendas. El campo tiene al viento como mensajero y al tiempo como monarca ¡Es este lugar, mucho más que un lugar! Es este sitio un vértice estupendo donde todas las rectas de nuestra vida confluyen. ¡Es el campo que llama, con sus potreros, con nuestros amigos, los solidarios caballos y los fieles perros! Nos atrae el bebedero donde la luna se refleja sonriendo, y las tranqueras del soñar, siempre abiertas, son un umbral de paz. Y ese fogón en que la leña seca rezonga y canturrea es liturgia obligada de amistad inmortal, siempre renovada. El pan caliente está sobre la mesa y su aroma de familia unida mitiga el dolor, trasciende la muerte y, con palabras simples, entregan secretos profundos ¡Los animales nos imploran compasión! Sus miradas tristes extrañan la dulzura infinita del padre. Desde los corazones generosos brota un deseo de amor que es promesa de igualdad con nuestros hermanos peludos. Hay palabras dulces que el campo guarda, hay aromas de armonía en postales gauchas de paisanos nobles y, por sobre todo, late en este suelo un fuego de energía que es uno con el SOL; y a pesar de ser suelo tiene alas de cielo. Las estrellas brillan impartiendo sus designios y el reloj se detiene, cada segundo es saboreado desde el alma, el silencio es cada vez más profundo, todo el andamiaje de la civilización se desmorona como un castillo de arena, como un dibujo sobre la playa. ¡Todo viene a nuestra memoria con este AROMA DE CAMPO! Máximo Luppino
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